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 Centro Tecnológico Medioambiental, Parque Forestal de Valdemingómez. Madrid  

En 1999 el Ayuntamiento de Madrid clausuró el antiguo Centro para Tratamiento de R.S.U. de Valdemingómez tras alcanzar, el vertedero, su límite en capacidad de recepción de residuos. Posteriormente convocó un ambicioso concurso para la recuperación y transformación de tan extenso y degradado territorio en un Parque Forestal abierto al público para albergar, a modo de jardín botánico, especies autóctonas de la Comunidad de Madrid.

Se propuso, en este contexto y dentro del Plan de Recuperación del Parque Regional del Sureste de Madrid, ubicar un Centro Tecnológico Medioambiental como puerta visible de acceso al área recuperada y como lugar de encuentro en el que desarrollar actividades ligadas al Medio Ambiente, desde cursos, jornadas o conferencias hasta distintos tipos de exposiciones, sin olvidar su alto valor pedagógico en la difusión y concienciación de los sectores más jóvenes de la sociedad.

El Centro, como elemento de acogida y transición entre la ciudad y el Parque Forestal, se convierte así en la imagen más "pública" de la recuperación, adquiriendo en cierta medida el carácter de icono o símbolo de dicho proceso. De esta forma, pensamos que la arquitectura debía responder con un gesto sobrio, compacto y unitario.

Una de las decisiones más importantes al abordar el proyecto fue colocar el edificio sobre las trazas de la antigua nave de recepción de basura y el horno de incineración, tanto para recuperar los extraordinarios fosos de descarga como espacios expositivos y biblioteca, como para conservar los elementos más significativos de lo que fueron estas instalaciones en el pasado. De esta manera, el propio Centro se convierte en un "objeto reciclado" insertado en un entorno destinado históricamente al reciclaje y a la transformación de residuos, tendiendo un puente entre el pasado y el futuro.

Pensando inicialmente en recuperar parte de las estructuras de los edificios existentes (y con ello su volumetría) se realizaron una serie de ensayos sobre las mismas previos al comienzo de las obras, cuyos resultados desaconsejaron reutilizarlas.

Pese a ello y pensando que aquella decisión había sido un acierto, el Ayuntamiento insistió en que se debía conservar la volumetría de lo existente, aunque nosotros creímos oportuno mostrar el edificio como uno solo. De ahí que el Centro conserve la volumetría (modificada ligeramente para adaptarla a los nuevos usos y para equilibrarla compositivamente respecto a la percepción del nuevo conjunto) y la topografía de las antiguas instalaciones, levantándose hacia al acceso sobre una alfombra de hormigón gris en continuidad con el interior, en forma de tres potentes volúmenes: dos cajas de madera, unidas por otra de vidrio que se incrusta en ellas y que, en el interior, organiza las conexiones entre los distintos espacios y articula el edificio con su entorno más próximo.

Desde este espacio parten diversos recorridos guiados hacia el Parque Forestal y se contempla un paisaje que ofrece magníficas vistas.

El conjunto de volúmenes que conforman la intervención se organiza internamente de manera muy clara: el volumen mayor alberga el área de exposiciones, con tres grandes salas conectadas y relacionadas espacialmente entre sí, y el menor, el área de usos múltiples, con un salón de actos, despachos, sala de juntas, biblioteca y demás espacios de servicio necesarios para el funcionamiento del Centro.

El edificio se ha generado desde la sección, siendo el espacio diagonal a doble altura del área de exposiciones, tensado con un lucernario profundo en lo alto abierto a Sur junto con la caja de vidrio inferior a Norte, el principal protagonista del proyecto. Esta zona se abre por completo hacia el skyline de Madrid, introduciendo el paisaje en el edificio y provocando una extraordinaria continuidad interior-exterior.

Los fosos del área de exposiciones se han recuperado manteniendo intactas sus características espaciales (vacíos de 15x10x10m.) y se han integrado en un continuo como parte del espacio expositivo colocando en el fondo de los mismos los antiguos pulpos que trasladaban la basura a las cintas de transporte y distribución. El recorrido por el interior del edificio obliga a cruzar los fosos por unas pasarelas que salvan una luz de 15 m. y que ofrecen al visitante un punto de vista espacial nunca antes contemplado, al encontrarse literalmente suspendido en el vacío.

El área de usos múltiples, en el menor de los volúmenes, alberga en planta baja la recepción, los despachos y la sala de reuniones, todos abiertos a Sur hacia el Parque Forestal, a través de huecos profundos y controlados. Desde el vestíbulo se puede acceder a la biblioteca, situada a cota -3 .00 sobre un forjado que divide en dos el antiguo foso de incineración (ubicando por debajo espacios para instalaciones), a través de una escalera de caracol como remate del eje de circulación y conexión que es la caja de vidrio.

En la primera planta se localiza el salón de actos con capacidad para 200 personas, cuyo vestíbulo se abre a través de un gran ventanal al Parque Forestal.

Escaleras, pasarelas y el volumen de recepción se han configurado como elementos metálicos compactos y abstractos que pretenden dialogar con el pasado industrial de las antiguas instalaciones.

La imagen serena, abstracta y unitaria de la fachada de acceso, con la caja de vidrio enrasada al exterior, contrasta con la posterior, más vibrante y cambiante, condicionada por la topografía, por las sombras proporcionadas por los distintos huecos y por los restos de construcciones existentes por debajo de la cota de acceso.

Así se explica que hacia el Sur, debido al fuerte desnivel del terreno, las dos cajas de madera aparecen coronando una base más irregular revestida con chapa de acero ondulada colocada en horizontal a modo de potente zócalo, que unifica formalmente la intervención y organiza las dependencias industriales existentes, integrándolas en el edificio como espacios auxiliares para almacenar las herramientas y objetos necesarios para el mantenimiento del Parque, ya que se accede desde el mismo a cota -4. 00.

La elección de los materiales, naturales (paneles estratificados de madera con alma de baquelita) y artificiales (chapa de acero ondulada), responde a las dos características, del pasado y del futuro, más dominantes del lugar: la industria y el parque.

Desde el punto de vista de la sostenibilidad y eficiencia energética se ha empleado un sistema de fachada ventilada en todo el edificio, con aislamiento en cámara de 5 cm. de espesor, mientras que las cubiertas incorporan aislamiento rígido de 8 cm. acabándose con capa de grava, espesor medio 3 cm. Los huecos a Sur son profundos como mecanismo de protección solar y se ha conseguido que todo el edificio disponga de ventilación natural cruzada. Se han racionalizado todos los patios de instalaciones, agrupándolos para su fácil registro. Dentro de lo posible se han previsto soluciones constructivas y materiales que puedan recuperarse, reciclables o fácilmente desmontables, utilizando con preferencia sistemas de unión mecánica, frente a la utilización de adhesivos contaminantes. Se han utilizado tuberías de polibutileno en fontanería y se han instalado cisternas de bajo consumo en todos los inodoros.

Como contrapunto vertical al marcado desarrollo horizontal del edificio se han conservado dos chimeneas de las antiguas instalaciones, devolviéndoles su aspecto original. Estas chimeneas hacen que el edificio sea visible a mucha distancia.

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Ficha técnica

   
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