El edificio se proyecta en una parcela de borde urbano con uso de huerta y zona de juegos para niños, en un pequeño núcleo rural con un entorno natural de gran belleza.

Para integrar el edificio en un conjunto urbano disgregado y de volumetría menuda, se recurre a una estrategia de descomposición o adicción: cada espacio demandado por el programa se corresponde con un volumen rotundo y de apariencia autónoma, y el engarce de estas espacios se realiza con una pieza mas baja de circulaciones y servicios.

Además, el edificio se sitúa en la parcela para ordenar una serie de espacios libres: un área de acceso ante la fachada principal de escala urbana, una banda estrecha a norte hacia las parcelas vecinas configurada como una concatenación de patios, y una zona libre de parcela a sur y oeste a la que se abren las cuatro piezas docentes a través de los planos protegidos por celosías de madera.

Se da especial importancia al área de circulación y relación entre aulas. Se plantea como una pieza más de una cierta generosidad sobre todo en cuanto a iluminación natural. El muro norte se desarrolla desde el acceso hasta la dilatación del paquete de servicios en una forma quebrada subrayada por huecos que lo dividen en planos. Hacia el patio de juegos al sur esta área se expande en dos pequeños porches cubiertos que se configuran entre los volúmenes de las aulas.

El programa incluye dos aulas de educación primaria, una de educación infantil con su propio núcleo de servicios, un despacho, un aula polivalente valida para comedor con un oficio asociado, servicios higiénicos, cuartos de instalaciones y almacenamiento de material diverso. Y, en el exterior, porches, zonas verdes y una pista polideportiva.

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