El criterio compositivo principal de la edificación ha sido su orientación respecto a la parcela y su acceso.

Dentro de un entorno heterogéneo, donde predomina la edificación unifamiliar aislada, más bien de segunda residencia.

No se encuentra atractiva la visual hacia el vial de acceso, pero si un gran potencial hacia el resto de la parcela, que remata su longitud en horizontes de campos de cereal. Esta orientación coincide con el Sur, lo que completa la lógica de su ordenación.

Volumétricamente, se aprecian dos elementos maclados, uno horizontal que sirve de zócalo sobre el que se sitúa el resto del edificio, que se proyecta elevada hacia el Sur.

La protección del sol directo se realiza mediante un retranqueo de la planta baja, buscando la sombra, y con elementos que garantizan el control del soleamiento y la seguridad al mismo tiempo.

Interiormente el edificio se articula en dos plantas  unidas por una escalera que se gira sobre el  doble espacio de la estancia principal.

Estructuralmente se refleja el concepto compositivo, incluso en las primeras fases de construcción.

El edificio descansa sobre una losa de hormigón que se fratasa para generar el suelo de la planta baja.

Muros de termoarcilla con zunchos perimetrales, constituyen la estructura vertical y sobre éstos un cajón de hormigón.

El resto de las cubiertas se realizan con entramado ligero de vigas y tableros de madera.

Los exteriores opacos, resueltos con monocapa y hormigón visto.

Los huecos, de carpintería de aluminio controlados al Norte y generosos al Sur.

La cerrajería juega un papel importante en la estética y la relación de las estancias con el exterior. Planos de chapa perforada que se deslizan, proyectan o pliegan, dotando de seguridad a esta vivienda de uso intermitente y permiten, controlando a la vez el sol directo, tener siempre la referencia del exterior.

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