Marian Torres (1981), Valencia, y Pablo Sanchis (1981), Palma de Mallorca, han sido los ganadores del II Concurso de la Cátedra Hispalyt, después que el jurado seleccionara su proyecto, de entre 138 propuestas diferentes, para diseñar un pabellón en la Bienal de Venecia. Licenciados en la Universidad Politécnica de Valencia, la pareja ya había ganado anteriormente el “Concurso J5, jóvenes arquitectos de Andalucía”. Además, el primero, presentó su obra en el Congreso de la Unión Internacional de Arquitectura de 2005, en el marco de la exposición “School +: educational and cultural spaces”. El jurado del Concurso de la Cátedra Hispalyt ha destacado la configuración del pabellón, la sencillez del espacio y la decisión de disponer un elemento en altura, además de la materialidad y la luz.

Según explican los componentes del equipo ganador, la idea de presentarse al concurso se engloba en su interés por hacerse un hueco en la profesión. Además, consideran que “los concursos son la vía de escape para mantener viva la frescura propositiva con la esperanza de generar ideas que ayuden a modernizar un sistema obsoleto, que avanza más preocupado por ir rápido que por definir hacia donde se dirige”.

Arquitectura creativa y real

El diseño ganador se caracteriza por relacionar tres elementos condicionantes: el ladrillo, Venecia y los Países Nórdicos, que serán las nacionalidades que se instalaran en el pabellón ideado por Pablo y Marian. Además, se añade el modo en que se ha jugado con la idea de la luz nórdica, más horizontal, que se refleja en el agua y proyecta su movimiento en el interior del edificio. Los jóvenes arquitectos afirman también que el ladrillo, aunque parece estar infravalorado, es utilizado en la mayoría de las construcciones que se realizan en España, siendo un material tradicional que ha de ganar en valor.

Para los ganadores del Concurso, “todo esfuerzo por mantener vínculos entre empresas y escuelas de arquitectura es positivo”. Los dos arquitectos piensan que “los resultados de este tipo de concursos animan a los estudiantes a generar ideas nuevas y a las empresas a mejorar el producto para dar cabida a toda la creatividad existente en la Universidad”. De cara al futuro, Pablo y Marian piensan que “la arquitectura debería recuperar los valores perdidos en los últimos tiempos a causa del crecimiento desmesurado del parque inmobiliario”. Los dos, coinciden en que es necesario “volver a pensar los proyectos, darse cuenta de que cada proyecto es valioso en sí mismo, y no solo como medio para conseguir otro proyecto”.