Cerámicas Casao facilita material cerámico en la construcción del acuario

El 14 de junio Zaragoza se convertirá en una “ciudad-evento” con la inauguración de la Expo 2008 que estará dedicada al agua y al desarrollo sostenible. El acontecimiento en el que toda la ciudad se ha volcado puede situar a la urbe en el mapa de grandes ciudades del mundo. Uno de los edificios arquitectónicos más interesantes del recinto, el Acuario Fluvial, cuenta con material cerámico fabricado por la empresa zaragozana Cerámicas Casao, que es protagonista de una de sus fachadas. La exposición internacional supone un paso adelante para la capital aragonesa, y además de mostrarse al mundo como una ciudad moderna, de atraer la atención hacia la sostenibilidad y la conservación del agua, a su término, los aragoneses contarán con diferentes equipamientos que ayudarán a mantener el prestigio urbano y de servicios que la ciudad ha conseguido con este proyecto.

Desde junio y hasta el 14 de septiembre, Zaragoza quiere ser el gran foco de atención español y mundial. Los contenidos, las exposiciones, los debates y reuniones internacionales, los aspectos más lúdicos y los espectáculos, tendrán como cúspide final la redacción y aprobación de la Carta de Zaragoza, un compromiso final entre los participantes para crear una conciencia mundial equiparable a lo que ha sido y es el protocolo de Kyoto en su relación con el cambio climático.

Reto arquitectónico y organizativo

La Expo ha supuesto todo un reto desde el punto de vista organizativo, pero también en todo lo referente a los ámbitos arquitectónicos y constructivos. El ambicioso proyecto ha servido para cambiar la fisonomía del meandro de Ranillas del río Ebro a su paso por la ciudad. En un terreno de 25 hectáreas, la conciencia sobre el líquido elemento, exposiciones, debates y actividades lúdicas cobrarán protagonismo al lado de los edificios singulares que se han construido y que ejercen de pabellones para acoger el conjunto de la muestra.

El recinto ferial aporta a Zaragoza una nueva centralidad con infraestructuras de ocio, zonas verdes, servicios y futuros equipamientos. A la vez cohesiona otras áreas de expansión que anteriormente se encontraban dispersas o mal comunicadas como el Portillo, la Almozara, Delicias y el Actur. El desarrollo urbanístico y modernización de la ciudad ha sido posible también gracias a un protocolo de inversiones por valor de 1.500 millones de euros, firmado entre el Gobierno Central, el Autonómico y el Ayuntamiento.

Además del contenido expositivo y para la reflexión que aporta la Expo, el evento ha servido para aglutinar en un único escenario la esencia arquitectónica contemporánea. Verdaderas joyas de la arquitectura como el Pabellón Puente, la Torre del Agua, o el Acuario Fluvial se convertirán, con toda probabilidad, en símbolos de la exposición y de la ciudad.

Un gran acuario

El Acuario Fluvial, además de sus características de pabellón temático que albergará el acuario de agua dulce más grande de Europa, destaca por su construcción, ya que se ha utilizado material cerámico fabricado por la empresa aragonesa Cerámicas Casao. El producto es plenamente visible en una de las fachadas que componen el acuario y también en otros seis quioscos que se encuentran repartidos por el recinto. El arquitecto de estas instalaciones es el español Álvaro Planchuela.

El edificio acogerá unos 5.000 ejemplares de animales entre reptiles, mamíferos y anfibios, distribuidos entre 60 peceras y terrarios. El objetivo del pabellón es educar, investigar y divulgar a través de un recorrido natural que simula cinco grandes ríos del planeta: Nilo, Amazonas, Mekong, Darling y Ebro.

Arquitectura bella y útil

Diseñado por la arquitecta Zaha Hadid, el Pabellón Puente, con 260 metros de longitud, será la auténtica atracción visual del recinto, además de ser la puerta de entrada. Cubierto y habitado, albergará la exposición temática Agua, recurso único. El edificio ondulado tiene una superficie construida de 7.000 metros cuadrados en dos plantas y simula la forma de un gladiolo que yace sobre el río. La anchura en un extremo es de treinta mientras que en la otra es de cinco.

Además del Ebro, los otros ríos de la ciudad, el Gállego, el Huerva y el Canal Imperial han visto como se intervenía en sus márgenes para mejorarlos de cara a la gran cita internacional. Diferentes proyectos de limpieza y rehabilitación, por valor de 68 millones de euros han servido para volver a unir a los zaragozanos con sus ríos. Riberas accesibles para el paseo urbano, zonas verdes, pasarelas y la conservación de la fauna piscícola tradicional han sido los beneficios de estas actuaciones. Con la inauguración de la Expo, los ocho kilómetros de río Ebro que recorren la ciudad contarán con trece puentes y pasarelas, de los que cinco son totalmente nuevos.

Llegando a Zaragoza, visible a larga distancia, la Torre del Agua se convierte en el edificio más alto del certamen, convirtiéndose en una torre de vigilancia o faro sobre la ciudad de Zaragoza. Con forma de gota de agua, el diseño corresponde al arquitecto Enrique de Teresa y al ingeniero Julio Martínez Calzón. En su interior, los visitantes tendrán diferentes experiencias relacionadas con el agua mientras ascienden por el gran cilindro hueco que compone su armazón. En la parte más alta del edificio, la vista sobre el recinto, el río y la ciudad es, sencillamente extraordinaria. En su interior se podrán visitar las exposiciones Agua para la vida y  Agua en mente.

Un bosque para el Pabellón de España es la idea que inspiró al arquitecto Francisco Mangado a la hora de proyectar el edificio que debía albergar la muestra diseñada por el país organizador. Como el resto de edificios, cuenta con aspectos de sostenibilidad y uso de energías renovables. En un espacio de 4.200 metros cuadrados, columnas recubiertas de barro cocido, que imitan el tronco de los árboles, sostienen una cubierta que acoge placas solares y acumuladores de agua de lluvia, entre otras características sostenibles. En su interior unas estructuras de vidrio  mostrarán tres exposiciones. Una de ellas, El agua en el origen, acogerá una bóveda semiesférica en la que se proyectará una película que interpreta la aparición del agua en el universo.

Futuro sostenible

Desde el comienzo de la redacción del proyecto de la Exposición, la organización tuvo en cuenta la sostenibilidad del mismo para el día siguiente a su clausura. Tanto el recinto, como los espacios y edificios construidos, tendrían que tener una utilidad para la ciudad y para la actividad económica, social y cultural. A partir del 14 de septiembre, los edificios singulares comenzarán a cambiar los pabellones por oficinas, museos temáticos, sedes empresariales e institucionales u oficinas del gobierno de Aragón. Además del Palacio de Congresos, el Auditorio de Zaragoza y el Parque Metropolitano del Agua, la ciudad contará con nuevos equipamientos.

El Pabellón de España podrá ser la sede de la futura escuela de arquitectura de Zaragoza, aunque también podría albergar algún organismo medioambiental europeo. El Acuario Fluvial será parte de los equipamientos de la ciudad y ejercerá de imán turístico, pero además también  dispondrá de un centro de investigación, una biblioteca y laboratorios de investigación. Al parecer, el Pabellón Puente será comprado por Ibercaja para dotarlo de contenido museístico y lo mismo pasará con la Caja de Ahorros de la Inmaculada, que comprará la Torre del Agua. Entre diversa oferta lúdica y de restauración, el recinto se convertirá en un gran parque empresarial de 160.000 metros cuadrados. Como curiosidad cabe decir que los subterráneos actuales acabarán siendo aparcamientos para los usuarios de todo el perímetro post exposición universal.

Si, al final de los tres meses de celebración, la organización consigue atraer la atención del mundo sobre Zaragoza y concienciar a países, empresas e individuos sobre este recurso natural escaso, que es el agua, el objetivo se habrá cumplido.

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