 La parcela se encuentra en una ladera con pendiente al suroeste que se abre visualmente a la boca de la ría de Pontevedra. Es un paisaje de prados y viñas salpicado de viviendas unifamiliares todavía en una proporción donde éstas sólo puntean las masas de vegetación.
Si no te lo cuentan no se percibe que el casco de Sanxenxo, ciudad turística convertida en deshabitado fantasma durante casi todo el año, se encuentra a unos cuatrocientos metros, ya que por la configuración de las pendientes, la vegetación y la irresistible presencia del paisaje marino, una vez en la parcela la percepción se amplifica y se hace ambiciosa en el sentido de querer abarcar e incorporar a tus dominios ese entorno fantástico.
El asunto se hace más complejo cuando atendemos a la pequeña dimensión del terreno, a que sus linderos son dos carreteras y a que debido a su situación en ladera y a la estructura en bancadas es posible si nos situamos en la cota inferior o superior de la parcela reducir dramáticamente el alcance de nuestro entorno o proyectarlo hasta la línea desvaída del horizonte del mar.
 Se cierra con una fachada multicapa resuelta al exterior con un único material, policarbonato celular ondulado, que se dobla al interior de modo variable según el carácter predominante de la porción de volumen que envuelve y su orientación.
Ya hemos comentado que el propósito es disfrutar al máximo las posibilidades que ofrece la parcela, y por otro lado la consecución del máximo de prestaciones con pocos medios.
El proceso constructivo responde fielmente al inicio del proyecto: cómo envolver el máximo espacio con el mínimo coste. El comienzo pues es la definición de ese espacio, con los mínimos medios para climatizarlo y doblar la envolvente en cada caso con el complemento idóneo. Esto hace que la construcción en realidad transmita la relación del habitante con el medio pues se hace de dentro afuera, ya que la operación final es precisamente rodear el espacio con la capa climática.
 El entramado metálico de la estructura es permeable y responde de modo idóneo a los materiales y sistema constructivo que, de algún modo, ya estaba presente en el paisaje, en ese mundo de parras, tramados, etc.
En la orientación norte la fachada se compone de bloque Termoarcilla revestido con perlyescayola, aislante, poliestireno extruido de alta densidad, y el forro de policarbonato. En las fachadas sur y poniente el policarbonato ondulado se trasdosa de modo ventilado con policarbonato celular, siendo sustituido por vidrio en las partes practicables y que abren al paisaje interior.
Al norte y este la cámara de aire se deja ventilar lo imprescindible, a fin de actuar de colchón térmico, mientras al sur y oeste se consigue un potente efecto chimenea al estar totalmente ventilada abajo-arriba.
 El efecto invernadero, junto a una estudiada ventilación cruzada, efecto chimenea, etc., unido al cuidado en la vegetación autóctona de hoja caduca que contempla un paisaje y un funcionamiento térmico, demuestra en esta zona de Galicia una sorprendente eficacia. La cubierta es solamente aislante y se resuelve con doble chapa con poliextireno intermedio.
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