El encargo consistía en construir una casa unifamiliar de 300m2 con 250.000 €. El solar, de forma trapezoidal y con una inclinación próxima al 30% está perfectamente orientado a sur y permite, desde sus cotas más altas, la vista del mar y del pueblo de Sitges. El terreno, formado predominantemente por roca granítica, desaconsejaba proyectar una casa que necesitase de una fuerte excavación para su implantación por el coste y dificultades que podía suponer.
 Estas premisas y el hecho de que el cliente fuese un ingeniero alemán retirado, con muchísima experiencia en construcción, permitían poner en práctica lo que podría llamarse una arquitectura “en crudo”, sin márgenes para el despilfarro ni especulaciones formales caprichosas, convirtiendo el proyecto en un ejercicio de rigor.
Los muros blancos acaban siendo un buen protector del sol de nuestro país, y su disposición fragmentada en la fachada permite generar un espacio a medio camino entre un patio y una terraza en la planta superior, así como dotar de un pequeño ámbito de transición entre el jardín y cada una de las estancias en la planta inferior, reduciendo así, globalmente, la radiación solar que impacta y calienta la vivienda.
 Buscando la máxima superficie posible plana como previsión de su uso en una silla de ruedas, la casa se proyecta en dos plantas. La ascensión desde la calle se hará gracias a una plataforma elevadora que recorre el muro de hormigón que acompaña a las escaleras. Estas se convierten en una topografía artificial y ordenan el jardín a lo largo de la ascensión hacia la casa.
El terreno se preparó para el aterrizaje del artefacto, fuertemente geométrico, con dos muros de hormigón: uno generando el ámbito para aparcar 4 coches, y otro que define el contacto del edificio con el terreno.
 El resto de la envolvente de la casa se construye directamente con muros de Termoarcilla de 24 y 29 centímetros, formando estos una geometría particular que permite, por un lado la adecuación a las buenas vistas (evitando el edificio de enfrente en la planta baja y abriéndose al mar en la alta), y por otro el uso del sol y de lo sombra para desdibujar la pasividad del edificio a la que tiende la construcción con muros de carga.
En el interior los espacios se articulan al lo largo de dos enormes armarios que lo contienen todo y permiten tenerlo siempre a mano. En el piso de arriba el espacio es diáfano y totalmente flexible: es el área de vida principal de la pareja propietaria.
En el piso de abajo, los pliegues de los muros heneran las habitaciones deinvitados desde las que se accede directamente al jardín inferior y a la piscina. Estos pliegues confieren a su vez una resistencia estructural extraordinaria a los muros de carga convirtiendo a las habitaciones en columnas huecas.
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